Vitrina Clásicas
¿Cómo son las vitrinas clásicas?
El origen de las vitrinas clásicas es inglés, de la época victoriana, cuando se hacían servir para guardar libros como si fueran una especie de librería exclusiva, donde albergar los tomos más preciados, pero con los años comenzó a utilizarse para guardar cualquier tipo de colección, aquella selección de objetos que querían mostrarse a todos los invitados.
Más tarde guardaban la vajilla de lujo y hoy almacenan casi cualquier cosa e incluso las hay totalmente cerradas escondiendo su interior y contrastando con su finalidad inicial.
Las vitrinas clásicas más características tienen grandes puertas acristaladas hasta el suelo que dejan ver su interior y algunas de ellas incluyen cajones en la parte inferior con el objetivo de poder albergar en un mismo mueble la vajilla, la cristalería, la cubertería y la ropa de mesa.
¿Dónde pongo mi vitrina clásica?
La costumbre ha hecho que asociemos el comedor como el espacio en el que situar una vitrina clásica, normalmente al lado del mueble principal o detrás de la mesa de comedor. Es cierto que este espacio es el lugar ideal para las vitrinas más grandes pero la variedad de tamaños que existen en la actualidad amplían las posibilidades.
La cocina es otro de los lugares predilectos para situar las vitrinas clásicas ya que pueden hacer las funciones de zaguán aportando un punto de estilo a la estancia.
Otra posibilidad más actual y en la que juega un papel importante la creatividad son los pasillos y las entradas. La vitrina clásica puede situarse en rincones de la casa que no cumplen ninguna función específica sino que son simplemente zonas y paso y crear, así, estancias originales, ganando al mismo tiempo espacio de almacenamiento.